De los laboratorios tucumanos a los grandes mercados mundiales. Ese es el trayecto, ya iniciado y avanzado, que los miembros de Sensio planean cumplir pronto gracias a su invención clave para la producción de citrus. Se trata de un dispositivo que permite detectar de manera precoz el Huanglongbing (HLB), una enfermedad terminal capaz de destruir plantaciones enteras. Tras ganar múltiples concursos en los últimos tiempos, la formación de la empresa va en marcha y demuestra que es factible emprender a partir de la ciencia.
Hace dos años, cuando LA GACETA publicó por primera vez la historia del proyecto, los investigadores procuraban capacitarse en negocios para avanzar con la transferencia del conocimiento (aplicar la investigación fuera de la academia). Acababan de ganar una competencia de la citrícola San Miguel y planeaban extender los horizontes de su tecnología. El primer paso era buscar un CEO para la futura empresa.
Hoy, con numerosos cambios de por medio, los objetivos han marchado con éxito. “En 2019 tuvimos un año espectacular. Ganamos varios concursos y avanzamos con la exposición del proyecto para formar una startup de base tecnológica”, cuenta Diego Torres Dimani, que asumió el rol empresario que los investigadores tanto necesitaban. Incluso, obtuvieron un viaje a Israel para ampliar su formación en el mayor ecosistema emprendedor.
En la actualidad, el equipo está conformado -además de Torres Dimani- por las doctoras Rossana Madrid (Bioingeniería) y Paula Filippone (Ciencias Biológicas). También se han sumado los científicos Fernando Ashur, Micaela Castellano y Marcela Pedraza.
Tras los logros de 2019, el siguiente paso del grupo era viajar a Brasil gracias a los fondos recaudados. Allí, a diferencia del NOA, el HLB está extendido y resulta posible efectuar la validación a campo del nanobiosensor (es un paso fundamental para lanzar el producto al mercado).
El viaje, con todo listo, quedó frustrado por la pandemia. “2020 fue un golpe duro para el proyecto porque también la pasamos con los laboratorios cerrados. Aun así, hemos tenido buenas experiencias porque hemos sido seleccionados por aceleradoras para avanzar con la inversión”, sopesa el CEO de Sensio.
“La enfermedad no se distribuye de manera homogénea en la planta. Nuestro método, a diferencia de los actuales, detecta una variación sistémica en todas las muestras si el citrus está infectado”, explica Madrid. “En el último año aprendimos que la técnica, que es barata, puede ser automatizada con más tecnología”, añade la bioingeniera.
Sensio ha contado con el apoyo del Itanoa, la Estación Experimental, el Insibio, el Conicet y las facultades de Agronomía y Exactas de la UNT, entre otras instituciones. “Ahora esperamos conseguir los contactos en Brasil para concluir la validación a campo de forma tercerizada. Este año terminaremos las licencias y la empresa”, anticipa Torres Dimani. También ya están en vista Silicon Valley y nuevos desarrollos biotecnológicos.